martes, 6 de julio de 2010

Una segunda oportunidad, siempre se puede volver a comenzar…

Después de la tormenta siempre viene la calma me dijeron decididamente en una ocasión, lo mejor es no rendirte y seguir ya que siempre se puede volver a comenzar.


Tehuacán, Puebla a 6 de Julio del 2010

Esta es la historia de un chico llamado Ernesto, recuerdo que solíamos caminar por la misma calle todas las mañanas, siempre con una sonrisa en el rostro me daban ganas de encontrarlo y decirle “hola” y los ánimos regresaban a mí. 3 años pasaron después de que él lo conociera, se llevaban bien, el chico en discordia se llamaba Roberto lo conoció en una noche de fiesta cerca de la colonia; comenzaron a llamarse por teléfono, frecuentaban en el parque del centro mientras yo miraba como se le iba la vida sin el saber que poco a poco se la iba destruyendo.

Malditos celos me dijo una vez que lo encontré llorando cerca de casa, lo detuve y comencé a preguntar: ¿Qué es lo que pasa, porque has cambiado tanto? No decía nada solo agachaba la mirada tratando de ocultar lo que era más que evidente, añadí algo molesto: Volvió a humillarte en frente de todos, verdad.

A lo largo de esos 3 años, Roberto había lastimado a Ernesto de una forma terrible, pero no físicamente sino psicológicamente que es peor, sus celos enfermizos lo había llevado a escenas dramáticas en todo lugar lo humillaba diciéndole cosas horribles, inventaba cosas que no eran y veía cosas en donde no las había. Ernesto no podía voltear a ningún lado porque su novio Roberto le decía que si ya se le estaba insinuando al primer chavo que se le cruzaba en frente, era triste ver como lo trataba yo no podía hacer nada ya que en alguna ocasión me tocó ver una de sus escenas de celos.

Recuerdo que esa noche tome su mano y le dije “no estás solo, aquí estoy yo” se quedó callado un rato mientras lo abrazaba hasta que comenzó a contarme todo, era la cuarta vez que se ponía así esa semana y ya tenía muchos problemas con sus padres por culpa de Roberto.

Así fue siempre desde que lo conoció, una relación tormentosa llena de inseguridades, ese chico que conocía se había envuelto en una sombra de miedos, ya ni el mismo se reconocía a causa de que su pareja le había llenado de temor a todo, un día me amenazo que si me volvía a ver cerca de Ernesto me iba a arrepentir, yo no reclame nada ni trate de dar explicación alguna ya que el que iba a pagar todo era el pobre de Ernesto y yo no quería que le hiciera más daño del que ya le había causado.

Pasaron otros 6 meses, ya no iba quedando nada del pobre chico, se le veía caminar por la misma calle pero ahora tenía la cara pálida, sus ojos enrojecidos de tanto llorar ya que el amenazaba con dejarlo sino cumplía todo lo que le ordenaba, y Ernesto lo obedecía fielmente por eso dejaba de lado su vida para cumplir sus caprichos de su novio también por eso lloraba todas las noches.

Fue un viernes que me encontraba cerca del centro me dirigía a comprar algunas cosas, eran casi las 8 de la noche y los vi ahí el tiraba de su camisa fuertemente a punto de golpearlo, Ernesto no hacía nada por defenderse solo su mirada de miedo así que corrí rápidamente y jale a Roberto hasta aventarlo al piso me puse enfrente defendiendo a mi amigo, Roberto se levantó y se fue contra mi yo solo solté un golpe y el no puedo más, Ernesto se interpuso y nos separó así que el novio salió huyendo en su coche yo detuve a Ernesto y le dije “déjalo es mejor que se vaya” lo lleve a su casa y me invito a pasar platicamos como 2 horas, note su mirada de angustia y tristeza que aun invadían al pobre chico, le di ánimos y le recordé que había mejores cosas y personas por las cuales seguir que si terminaba esa relación seria lo mejor hasta que lo hice entender que a su lado no iba a ser nunca feliz que el ya no iba a cambiar.

Una llamada inesperada a su celular interrumpió nuestra platica, que impresión tan grande fue cuando tome su celular para contestar, eran los paramédicos anunciaban la muerte instantánea de Roberto. Quede helado por la noticia se me hacía inconcebible lo que había escuchado y solo el celular cayó al suelo, Ernesto me miro extrañado preguntando qué era lo que pasaba, si para mi había sido fatal la noticia no me podía imaginar que sería para el cuándo se lo dijera así que lo tome muy fuerte y le dije “siento decirte esto, tienes que ser fuerte y seguir es que Roberto acaba de fallecer” fue muy duro para el al momento no lo creyó y quedo el shock solo vi como perdió el conocimiento.

Paso un rato hasta que despertara y tener que aceptar la realidad, al paso de una semana el daño se hacía más intenso creí por un momento que con eso todo desaparecería pero no, su recuerdo lo dañaba más, entro en depresión, no salía de su cuarto pasaba por la calle por las mañanas para ir a la escuela pero no veía rastros de él, al ver que la situación iba empeorando una tarde me dirigí a su casa él se encontraba encerrado en su cuarto a simple vista se notaba que no comía en días, platique con él y me dijo que solo estaba esperando el momento de ya no despertar para no seguir sintiendo el dolor que lo rodeaba por no tener a Roberto cerca.

Le explique que no podía seguir así, que solo estaba lastimando a las personas que lo querían con sus acciones, al principio no entendió lo que trataba de decirle, pasaron 3 meses desde la muerte de su novio y para ese tiempo yo ya había logrado tantas cosas ya salía y había vuelto a él la confianza que transmitía a todos, salíamos constantemente ya que así olvidábamos lo problemas y todo lo que nos agobiaba, un buen día nos topamos con unos chicos que buscaban una dirección, uno de ellos se notó interesado en mi amigo, Ernesto aún seguía temeroso de lo que pudiera pasar y en ese momento lo rechazo inmediatamente haciendo al chico a un lado, pero el muchacho llamado Daniel insistió.

En una plática muy personal y al ver que Ernesto no daba ninguna señal hacia el chico, decidí hablar seriamente con él y me explico que le temía a que le volviera a pasar lo mismo que paso con Roberto, le explique que él no podía seguir así que siempre hay que comenzar de nuevo que siempre podemos hacerlo, no desde cero pero si comenzar de mejor manera de tal forma que nos salgan mejor, porque siempre tenemos una segunda oportunidad ya que siempre se puede volver a comenzar…

Han pasado ya 4 años, ellos comenzaron a andar ahora están en planes de casarse, viven juntos y son muy felices los dos muy exitosos han aprendido el valor de que el amor es algo valioso y debe ser libre sin presiones ni inseguridad, que para ser felices bastan cosas tan pequeñas.

Esta historia es 80% ficción cualquier parecido con la realidad es porque me andan copiando mis historias!! Jajaja me retiro atentamente su confiable amigo w!ffO.

Gracias a mis anfitriones por venir...